jueves, 4 de abril de 2013

La infanta imputada


AOG, Madrid

Ayer mismo saltó la noticia: la infanta Cristina estaba imputada en un caso judicial. 

Poco a poco, a lo largo de la tarde, vi como la prensa europea se hacía eco de la noticia. 

Una vez más, somos el país que somos pero a nivel boom editorial pan global.

El que la princesa esté imputada, a nivel europeo, es serio, pero no deja de ser anecdótico. 

Mientras que aquí muchos se llevan las manos a la cabeza, en el resto del continente no deja de ser un ‘escándalo real’.  

No es la primera princesa 'metida en líos'. Que se lo pregunten a la, aún, duquesa de York.

Da mucho morbo ver como un miembro de la realeza ha cometido un fallo y nos encanta estar al tanto de lo que le llegará a pasar, que probablemente sea: nada.

Sin embargo, lo más triste de la historia es lo que en España estamos haciendo con la noticia. 

Primero que nada, no hay que obviarlo, la monarquía está metida, y a fondo, en una gran crisis de imagen desde que su majestad se rompió la cadera cazando elefantes en África. 

Desde entonces hasta ahora todo son malas noticias. 

Lo de ayer no ha hecho más que alentar a aquellas voces que piden la caída de los Borbones, la supresión de la monarquía parlamentaria, y la instauración de una república, en un país donde no hay nada que se parezca al consenso republicano. 

Al igual que la riqueza, que en España cualquiera diría que pensamos que cae del cielo, cuando se habla de una república se habla de la resurrección de la 2ª y no del génesis de la 3ª. 

Tan harto estoy de ver ondear la bandera de la España franquista en las manifestaciones de la derecha política como de ver ondear la bandera republicana en las demás (que aglutinan en la mayoría de los casos a izquierda y centro).

Nadie tiene ni idea de cómo sería una república española en 2013. Nadie. 

Y por supuesto, nadie se lo plantea tampoco. 

Simplemente no hay debate ni quórum al respecto ahora mismo. 

Primero que nada, habría que enmendar a fondo la constitución de 1978 o hasta, en la opinión de muchos la mejor opción, derogarla y hacer una nueva que contemplase la creación de un estado federal. 

Pero eso no es lo peor. Lo peor es el papelón que está interpretando la clase política española ahora mismo. 

Es asombroso como unos y otros se dan baños de pulcritud ante los hechos de ayer mismo.

Esta mañana El País hablaba de la "Preocupación en PP y PSOE por la imagen de España", tras conocerse la imputación de la Infanta.

El nivel de hipocresía me pareció inaudito. Es decir, que según estas personas, lo que daña la tan manida ‘marca España’ es esto, y no todo lo demás.

No nuestros aeropuertos fantasma desprovistos de aviones, aerolíneas y pasajeros.

No los seis millones de parados.

Ni tampoco los desahucios. 

No las ayudas a Bankia ni el desplome de las cajas.

No los ERES en Andalucía y, mucho menos los casos Gürtel y el ahora tan de moda y tan poco comentado por el PP, caso Bárcenas y sus millones en Suiza.

Tampoco afecta que el presidente del Gobierno de España organice actos públicos y se aleje lo más posible de la prensa, que se ve forzada a acudir a una sala contigua y presenciar el acto por diferido en una televisión de plasma, no vaya a ser que se le haga alguna pregunta incómoda.

Por no hablar del papelón de tener que hacerlo cuando está de visita en el extranjero y delante de su anfitrión.

Ni mucho menos que, por ejemplo, el llamado ‘delfín’ del PP haya mantenido una de esas ‘amistades peligrosas’ y se hayan publicado unas fotos suyas en el yate de un narcotraficante y él, el señor Feijóo, lo obvie todo y diga que esto es todo para desprestigiarle. 

Y de paso que mienta acerca de hasta donde llegó su amistad y de una fecha, que ya ha sido desmentida por falsa, en la cual él dejó de hablar con su ‘amigo’.

 

"Cuando me enteré de que Dorado estaba involucrado en casos de contrabando dejé la relación", claro que sí, ¿pero no hasta el ...2000 y pico?

De la misma manera que el PP mintió acerca de la conexión con el señor Bárcenas y su continuada presencia en la sede de la madrileña calle Génova.

Y no hablemos ya del deseo por el presidente de la comunidad de Madrid de impedir que ese tipo de fotos sea publicado

Ahora resulta que el caso Noós de la princesa es lo que está desprestigiando a España, y no todo lo demás, que más que desprestigiar lo destruye y lo mancha todo de lodo.

Resulta que ella, como escribiría Almodovar, es la culpable de todo esto. 

Va a ser que la infanta Cristina es el chivo expiatorio por el que toda la clase política se salva de la quema y se sacrifica a la institución de la corona para que estos señores sobrevivan unos años más en la política. 



No digo que España no sea una república, ese no es el tema. Lo que me parece perverso es el decir que lo serio, lo que nos daña, lo que hace pupa al país, es Cristina, y no todo lo de los demás. 

Nunca dejará de asombrarme la capacidad del hombre para, no ya hacer leña del árbol caído, sino de mearse encima de él primero y luego irse de rositas. Como si nada.

No le quito hierro a los hechos que relacionan a la señora de Borbón con las actividades presuntamente delictivas de su marido. Si la justicia los encuentra culpables de algo, que hagan lo que deban de hacer.

No, tampoco descarto que se vayan a ir de rositas ellos también.

Y no, no me olvido de que si en vez de haber sido el señor Urdangarin, soy yo el que se hace con 6 millones de euros de manera ilícita a través de una ONG, es más que probable que estuviese ya en la cárcel. 

Lo tengo muy claro. 

Pero una cosa es que esta persona haya presuntamente cometido un crimen, y otra muy distinta que la clase política española sea capaz de ver la paja en el ojo ajeno y culparle de todos los males, y no sea capaz de ver la viga en el suyo.


No hay comentarios: